martes, 17 de diciembre de 2013

Jaque mate.

La mire fijamente, estaba claro que la habían hecho a conciencia, más guapa que ninguna rompía cuellos al andar. Se percató de mi mirada fija y sonriendo me la devolvió, abrumado baje los ojos pero era como si hubiera encontrado el sentido a la vida en ese segundo en el que nuestros ojos coincidieron.
Pensé conocerla de siempre, la analice rápido, habría apostado hasta el último euro que llevaba encima a que era: soñadora, amante del buen vino, miedosa, bipolar, romántica y dulce.
Como si alguien lo hiciera aposta empezó a sonar "vivir sin aire"... Levante los ojos como para decirle con una mirada "como quisiera robar tu corazón..." Nuestras miradas volvieron a ponerse de acuerdo, esta vez ella bajo los ojos y pensé que habría entendido mi declaración. 
Me acerque, le agarre de la mano y me presente: 
¿Sueles declararte con miradas? - me dijo.
- ¿Sueles enamorar a primera vista? - le conteste.
- Pero nunca correspondo – amenazo.
- Y yo nunca me enamoro – me defendí.
Bailamos un par de horas, dejándonos llevar por ese tipo de sentimientos que crees que duraran toda la vida.
- Encontrare alguna canción para recordarte – aseguro.
- Y yo más labios en los que besarte – le advertí.
 Pero no mis ojos para mirarte – finalizo.

Y con un jaque mate, me dejo el corazón lleno de dudas, los pies bailando su nombre y los labios besando sus ojos.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Aquella noche por Madrid.

Era un Noviembre frío, hacia una noche para pasar debajo de una manta viendo una buena película pero un inesperado mensaje cambio mis planes. 
Apenas sabíamos nuestro nombre y algún detalle más. Era tu última noche en Madrid y decidiste no pasarla sola, al día siguiente volverían los miles de kilómetros entre nosotros. Te recogí y decidí llevarte algún sitio con el que quedar bien, tu olor a Narciso Rodríguez me hizo hasta tartamudear. Escuchaba atento lo que pensabas para darle sentido a tus miradas.
Te pediste una cerveza que decía que no estabas segura de tener que utilizar alguna excusa para irte, te pasaste al whisky avisando que no tenías prisa. 
Según pasaban los minutos existían menos cosas que no fueras tú, no tardamos mucho en sentirnos cómodos, me obligaba a mirarte a los ojos aunque me tentaba la idea de conocer tus labios. 
El reloj corría más rápido que de costumbre, arreglábamos el mundo, debatíamos sobre relaciones pasadas y hablando de tu ex te recomendé un libro que decía "en el momento que te paras pensar si quieres a alguien los has dejado de hacer para siempre" y así convencerte de que todo lo pasado ya no cabía en ti.
Cuando nos dimos cuenta eran las 6:30 de la mañana, la noche no nos quería dar más tregua, decidimos ir a un último lugar, uno de esos sitios que enganchan, un hombre al piano, luz tenue y buena comida. Las 8... En 4 horas te irías sin billete de vuelta, rezábamos por un amanecer más tardío, yo me preguntaba con un hilo de esperanza si te quedarías un día más.
Salimos de aquel lugar, te puse mi abrigo y te subí la cremallera para que el frío tampoco interrumpiera nada entre nosotros, mientras lo hacia no me atreví a decirte que soñaba con poder hacerlo toda mi vida. Llegamos a tu hotel, me diste las gracias y con un beso en la mejilla de esos que paran el tiempo nos despedimos.
Ahora ya no estas y yo salgo a la calle sin abrigo para hacer los recuerdos de esa noche más reales, la gente me mira como a un loco cuando gritando suplico que no te enamores si no es de mí, paso por tu hotel cada amanecer para preguntar si has vuelto y le pedí al hombre del piano que me tocara cada noche antes de dormir para así sentirte más cerca.
Aprenderé a quitarme el sabor de los besos que no nos dimos, te escribiré por cada caricia que no nos atrevimos a dar. Solo te pido que no te olvides que en Madrid te queda una cuenta pendiente, yo recuerdo cada día que allá donde estés me quedan muchas por saldar.
Ahora que no estas compartimos distancia y soledad; tampoco te voy a engañar al irte a buscar me convertí en humano y con el miedo perdí las alas.
Me encantaría verte sonreír todas las mañanas y que no volvieras a pasar frió gracias a mi abrigo. Ya no sirve de nada arrepentirme por soltarte la mano, por no besarte, por no pedirte que te quedaras más tiempo, por no convencer al reloj de que parase el tiempo.

Y pasaran los días y yo seguiré con las mismas ganas de verte y preguntarte si recuerdas aquella noche paseando por Madrid.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Ella sabe.

Quise quemar tu pulsera por no oler más a ti, rompí un par de fotos por ser pasado y no presente. Desde que no estas juego a encontrar tus besos en los labios de otras y ninguna da la talla; cada noche al apagar la luz te busco en el otro lado de la cama pero nunca estas. Todas las mañanas cierro fuerte los ojos y murmuro tu nombre por si apareces, pierdo las tardes buscándote en sitios insólitos por si en un ataque de niña te dio por jugar al escondite, suplico a gritos "pillo" yo y que salgas ya.
Me bebí mas de mil copas a tu salud, te dedique más lunas que frases y dije tu nombre más veces que el mio. Conseguí olvidarte tantas veces como volví a pensarte. Hasta que ella llego.
Desde que no estas me empeño en hacer todo como la primera vez, saque mi parte romántica, volví al caballero que olvide ser, mande rosas sin tener porque, secuestre a la luna para ella, le pongo el abrigo cuando tiembla, le pinto una sonrisa cuando llora, le dibujo un beso cuando arde, me entregue como aquella vez. Ella sabe que hay noches en mis sueños para ti, sabe que cuando me huelo la muñeca es por buscarte, sabe que muchas mañanas me giro a ver si estas, sabe que te quise más de lo que te demostré. También sabe que ella va primero, que estas fuera de plano, sabe que sus ojos me dicen más de lo que tu me decías, sabe que sus besos son invencibles, sabe que sin ella no doy un paso, que la sensación de volar a su lado es inigualable. Invente lugares a su lado, descubrí sonrisas que no me conocía, di besos que no daba, aprendí a soñar despierto.
Tu siempre seras tu, pero ella es eterna.

martes, 19 de noviembre de 2013

La carta que no conteste.

Recibo una carta con sobre beige y escrita a tinta azul. Pone tu nombre:

- "No se de ti desde que nos despedimos aquella noche" - Lo se... Te he escrito mil veces pero cuando llego al buzón elijo la papelera que hay al lado...
- "Como estas?" - Ahora? Nervioso, triste y contento, con sentimientos encontrados.
- "Te acuerdas..." - Basta no quiero seguir leyendote, como no me voy a acordar? Si me acuerdo hasta como vestias las 21 veces que nos vimos, si, 21, no pongas esa cara de sorpresa.
- "La verdad es que yo estoy bien, sigo sin contarle a nadie lo nuestro.." - Yo tengo que confesarte que alguna noche volviendo a casa se lo he largado a algún borracho que como yo buscaba consuelo. Si, si... Se que nos prometimos en la puerta de aquel bar no contarlo jamas, se que me pediste que nadie podía saber que nos enamoramos... Pero y que hago? A veces no me da tiempo a no pensarte.
- "Te echo de menos, echo de menos los ataques de risa y lo bien que lo pasamos juntos..." - Y yo echo de menos tu mirada alegre, tus besos suaves y mi cama contigo, entre otras cosas.
- "Escucho mucho las canciones que me recomendaste..." - Y yo todo el repertorio de canciones que hablan de ti, nos parecemos hasta en nuestra faceta masoquista.
- "Tienes que ir a ver una cuestión de tiempo .." - El cine me gusta menos sin ti, pero tenia pensado ir a verla.
- "Bueno, me despido" - No, odio las despedidas y más si se trata de ti.
- "Espero saber de ti.." - No te lo puedo prometer, lo siento.
- "Un beso fuerte" - Solo uno? ya sabes que me encanta besar, dame alguno mas.

Y me quede mirando el folio, con una mezcla de sensaciones... Incredulidad, indecisión, miedo, alegría... Corrí a mi mesa para contestarte y lo hice, me puse a Andres Suarez de fondo y empece a escribir; yo también prefiero las noches a tu lado. Pero esa carta también acabo en aquella papelera.


martes, 12 de noviembre de 2013

Despacito, que las prisas no son buenas.

No me cambies los esquemas, la luna está bien de noche y las mañanas déjaselas el sol. Me declaras guerra cuando llevo bandera blanca, me exiges paz cuando busco batalla. Vuelo cuando duermes, me enamoro cuando sueñas. Rebusco entre los míos cada una de las veces que bailando nos besamos. Te quiero y te olvido, te echo de menos y te echo de más. Ven pero vete, vuelve pero no te quedes. Desnúdame pero “despacito, que las prisas no son buenas” como nos canta Fito.
La urgencia por besarte se me pasa con la tercera copa y vuelve a partir de la quinta. No dejes que te vengan a dar ejemplos de ética, que lo nuestro es nuestro y de nadie más. Que no te importe si opinan que el vuelo debe ser común, acostumbrados al cliché de paseos de la mano, abrazos de cintura y ojos en propiedad no ven que lo nuestro puede ser más que lo suyo pero pintado a acuarela, un poco más borroso. Se nos da mejor querernos cuando nos apetece no cuando debemos. Cansados de susurros pasajeros, sin ganas de nada establecido buscamos respuesta al enigma de lo nuestro.
No te enfades las noches que me escondo, hay tantas como las que le pido a la luna que se vuelva llena para que me veas. Hagamos un trato, apaga la luz, dejémonos llevar, no vendas estrellas, no revalorices sentimientos, ni te creas mis para siempre.




jueves, 7 de noviembre de 2013

Historia en un bar.

Me envalentone y me dirigí hacia ella:
“Ya sabes quién soy y yo quien eres tú, no vengo a decirte absolutamente nada que no sea verdad. Por no venir, no vengo ni a alardear con palabras vacías que hablen de lo bien que harías eligiéndome a mí. No vengo ni con el cielo envuelto para regalo, ni con halagos que escucharas cada noche que sales, tampoco pretendo conquistarte con promesas que no estoy seguro de poder cumplir. No voy a decirte que me he fijado en tu paso tropezado o en que mueves los labios al leer, tampoco voy a decirte que se perfectamente lo que bebes, ni si quiera voy a hablarte de las ganas que tenia de matar a aquel tipo con el que ligabas. Estas aquí sentada con tus amigas, las que probablemente cuando me de la vuelta opinen y hablen de algo que no saben, probablemente compartas burlas y risas con ellas sobre esta situación. Vengo pese a esta estúpida vergüenza que llevo a todas partes. Pero tenía que decirte que quiero ir a un concierto de Quique González contigo,  que me enseñes tu París particular, tomarme un café un miércoles por la tarde, comer un lunes o ir al cine un domingo. Quiero conocerte, quiero saber todo lo que no se de ti, quiero prestar atención a cualquier detalle que sirva para que sonrías una noche mala. No quiero nada serio ni nada a medias, no quiero ponerle nombre y menos aún hablar de futuro. No sé qué quiero, solo se lo que no quiero, como estar aquí en una punta y tú en otra, dejando al destino o yo que se a que el que podamos estar un día a solas. No pretendo que digas nada tranquila, tu cara de sorpresa y sonrisa me dan alguna pista, ahora me voy a ir, debo estar rojísimo, me tiemblan las manos y tengo mucho calor por los nervios. Así que si algún día quieres tienes mi número, yo ya he levantado mis cartas, te estaré esperando.”

Y me fui de aquel bar, con su mirada en la cabeza, paso acelerado y la sonrisa marcada.

martes, 5 de noviembre de 2013

Jugando al azar.

Ella era de las que creía en el destino, dejaba todo al azar. Cuentan que se jugaba las noches a cara o cruz. Recomendable de jueves a domingo y sorprendente el resto de la semana. Era de las que se dejaba sitio para el postre, de las que se apuntaba a todo. Romántica a escondidas, con risa pegadiza. Vestía ojos frágiles y labios gruesos. Era arte a la hora de apagar la luz y quedarse a solas con alguien.
Él era de los que se enamoraba fugazmente, lo que duran un par de miradas. Hacia magia al besar, sabía acariciar casi mejor que caminar. También jugaba al amor, apostaba a doble o nada cada uno de sus besos.
Los dos se aferraban a creer que en el futuro el amor llamaría a su puerta, decían que ahora era demasiado pronto.

Se conocieron y con una mirada decidieron parar el reloj. Prometieron no llamarse nunca, decirse todo si volvían a verse. Juraron quererse siempre que se encontraran. No existirían celos, no habría una palabra más alta que la otra, nunca se dirían lo que sentían. Prefirieron creer que el amor era solo cosa del futuro. Y él se acordaba de una canción de Los piratas: “promesas que no valen nada”, ya era tarde.

Se levantó con cuidado para no despertarla, se vistió y salió del cuarto. Con la camisa a medio poner le escribió una nota: “jugar al azar es lo nuestro, me acordare todo el día de ti, pensare mil veces volver hasta aquí para volver a besarte, probablemente las noches que salga saldré a buscarte… pero nos prometimos ser fieles a nosotros mismos, sé que te gusta Serendipity, anoche quedamos en verla varias veces, así que juguemos… si algún día las ganas de verme vencen a las ganas de jugar probaras una de las 9 posibilidades o quizás las 9 y me llamaras”, escribió su teléfono, con un número de menos y se fue maldiciendo las ganas de volver a sentir el tacto de su piel.
Se despertó y vio la nota, una lágrima le resbalo por la cara y cayó en una sonrisa, sentimientos incompatibles, no entendía muy bien que sentía, quería volver a mirarle fijamente, volver a sentirse vulnerable entre sus brazos pero no era capaz de descolgar el teléfono.
Ambos dejaban que el orgullo decidiera por los dos.

domingo, 27 de octubre de 2013

Otoño.

Hojas secas que se mueven a mi paso, estrenando el olor a chimenea y las primeras chaquetas puestas. Asoma el otoño y ella con él. Hace no mucho, con buen color y la playa de fondo prometí entre amigos tener un invierno tranquilo, sin nada que me ocupara hojas y menos aún me diera preocupaciones. Los cascos puestos y el fondo de las calles se van tiñendo a marrón, empiezo a darle vueltas a algo de lo que huía, algo que sin esperarlo llega de pronto, con ojos claros y pelo largo. La sonrisa instalada como si no pasaran los domingos por su vida, un toque desaliñado que choca con su mirada precisa. 
El miedo en el fondo de sus ojos y la indiferencia como reacción constante van sumando a mis días el miedo a perder algo que no tengo. Ocultamos besos, escondíamos caricias y nos dábamos la mano por debajo del mantel. 
Más de una noche maldije su frialdad y como si leyera mi pensamiento me daba ese gramo de calor que me hacía falta para volar. Sé que voy a echar de menos los besos que no nos dábamos, todos esos secretos que no le pude contar, se que me arrepentiré de cada una de las cosas que no le dije por miedo a alejarla.
Me encantaría abrazar su cintura por detrás, desatarle el corazón y prometerle que no existe un lugar en el mundo en el que no me acordaría de ella. Taparle los ojos, desnudarla, abrazarme a sus piernas y prometer que nunca más estaría sola. Susurrarle al oído todas las frases prohibidas que no nos atrevemos a decir. Si ella me dejara no existiría un lugar de su cuerpo sin besar.
Mientras seguiré pasando por las calles marrones del otoño, pisando hojas secas, con los cascos puestos y escribiéndole todo lo que nunca le diré.


domingo, 20 de octubre de 2013

Creyendo.

Me miro desde el espejo, sonrió y se siguió maquillando. Me acerque, le di un beso en el cuello y le susurre al oído alguna promesa. Salí del baño dandole vueltas a aquella promesa, no seria fácil, enamorarse nunca es cosa de uno si no del azar. Nunca creí en medias naranjas y menos aun en amores eternos, pero con ella maldije mi falta de confianza en el amor. Siempre fui un incrédulo que jugaba contra el. Ella salió del baño, más guapa que nunca y con la sonrisa puesta me pidió perdón por el retraso. Empece a creer, no se si en el amor o en ella, pero creí que alguna promesa se podría cumplir. Cansado de rotos y descosidos cada fin de semana, de recibir mensajes a los que no dar respuesta, de besar por besar. Y entonces empece a creer, o al menos quise creer que una sonrisa te puede alegrar un día, creer que se puede echar de menos un beso, que una caricia es algo mas que un preliminar. Y nos fuimos a cenar, riéndonos de nosotros mismos, sin pensar en mañana pero creyendo en nosotros.

lunes, 14 de octubre de 2013

Promesas por cumplir.

Le dije mil veces que la necesitaba, sin especificar el tiempo que eso duraría. El alcohol alteraba mis sentimientos y el matiz a incierto me hacia ver todo mas atractivo.
Entre dos chupitos le prometí que le enseñaría a volar, me advirtió que tenia vértigo, le aterraba volver a caer, quería aterrizar y volver a subir, un preparados listos ya sin limite ni dolor. Bailando jure coserle las alas, enseñarla a despegar ya que no nos haría falta caer nunca mas si no era para recoger un par de gin&tonics.
Tocaríamos el mar sin mojarnos, bailaríamos bajo la lluvia sin necesidad de refugiarnos, retrasaríamos el amanecer para poder hacer el amor bajo la luz de la luna el tiempo que quisiéramos, nos besaríamos sin miedo al que dirán. 
Con cara de pena me dijo que no me creía, quería hacerlo pero no podía. Desde entonces, me paso los días inventando y construyendo mil formas para poder volar, destrozando cualquier paraguas en días de lluvia, cerrando todas las persianas cada amanecer, atrasando los relojes para a oscuras creer que conseguí engañar al día y quemando todas las revistas del corazón para poco a poco ir acabando con la opinión de los demás.



martes, 8 de octubre de 2013

Regalale el cielo.

Yo la vi primero, recuerdo esa noche como si fuera ayer. La mire fijamente y ella sin hacer caso bailaba con otro tipo que le regalaba el cielo, ella no le cobraba fianza por sus labios y yo..les miraba con miedo, miedo a los celos de algo desconocido, miedo a no querer quitar los ojos de ella aunque estuviera con otro.
Me tembló hasta el corazón cuando me sonrió y se acerco para decirme que fuera mas cuidadoso, que así iba a poner celoso a aquel tipo, que no me había dado cuenta pero llevaba media hora mirándome al besarle. Me acaricio la mano discretamente para que no nos vieran, me sonrió y al oído me susurro: "hay tipos que prometen el cielo por costumbre con palabras y otros como tu que con una mirada me llevan a el, no sonrías y sácame de aquí, nos vemos en la puerta.."
Paralizado me tome la copa de un trago y me aleje de la gente para que no me pellizcaran por si estaba soñando. Y entonces salí, el frió de la noche de Madrid me subió la cremallera de golpe, ella salio y me rozo lo suficiente para que me diera cuenta, echo a andar y yo como si se tratara de "Coyote bar" me puse a caminar en dirección contraria a mi casa. La vi tocarse los brazos por el frió y le coloque mi abrigo por encima de los hombros, se dio la vuelta e intento besarme, quite la cara y le jure que yo no seria una noche más de su vida, le agarre la mano, pare un taxi y le lleve a mi rincón favorito de Madrid. Nos sentamos en aquella barandilla, mirando en lo alto el cielo de Madrid amaneciendo, de fondo se descubría toda la ciudad. Me sonrió, pose un dedo en sus labios para que no hablara y le dije: "esta noche no hay promesas en balde, esta noche el cielo es tuyo sin que nadie te lo regale, disfruta de el, yo me quedo aquí a tu lado". Cerro los ojos y le di la mano... se me olvido si era de noche o de día, no me di ni cuenta que no le había preguntado su nombre, parecía que llevábamos ahí una vida entera.
Me miro y pidió un favor: "nunca me prometas amor eterno, solo vuelve a traerme aquí algún día".
Asentí y la bese, sabia que aquella noche ya no era una mas de su vida.

lunes, 7 de octubre de 2013

Cuentas restantes.

Una botella de tequila, un par de conciertos y más de mil sonrisas pendientes. Recuerdos de todas esas madrugadas por Madrid, jugábamos a ser clandestinos, escapándonos por la puerta de atrás, colándonos por ventanas abiertas.
Mi maldita sensación de hasta aquí o te enamoras, estúpida tradición de estropear todo. Nunca sabré apostar por ella, nunca me vi capaz de hacerla feliz. Le debo un te quiero, diez o veinte citas, cien canciones, un sin fin se amaneceres y valor para cumplir lo que entre copas siempre prometo.
Portales usados para escondernos entre besos, botones que estorbaban a las prisas, suplicas para que el sol se quedara dormido un rato más y pasión sin límites pero con fecha de caducidad. Se recogía el pelo al bailar, sonreía cuando nuestras manos coincidían y nerviosa bajaba los ojos si la miraba fijamente...
Si alguna vez no nos podíamos ver quedábamos en algún sueño, nos acostumbramos a dormir juntos. Siempre me dijeron que lo que más se echa de menos de una persona es la costumbre a ella, así que por el miedo que siempre me entra en estos casos una noche desafiando al amor le dije que me iba, había llegado el día en el que no la escribiría para que me abriese la ventana por la que todas las noches entraba para quitarle el edredón y lo que molestara entre su cuerpo y el mío.


martes, 10 de septiembre de 2013

Ya no.

Equivocarme como rutina por tu culpa. Se que eres de esas que si mañana te ofrecen algo mejor no miraras atrás, que cada despertar querrás estar en tu cama y te vestirás nada mas acabar.
Consigues que me tiemblen las piernas, haces magia con la mirada y tu cuerpo es una tentación insaciable. Me juro cada noche después de desnudarte no creer en el amor mientras de ti se trate, seria una tortura creer en ti cuando ni tu lo haces.
Seria como saberse de memoria la teoría del caos y caer en ella, tropezar con una piedra puesta por uno mismo o suicidarse en vida. No te recomendaría nunca pero entendería a la perfección al que suspirara al verte bailar, si no se quitara de la cabeza cada centímetro de tu cuerpo, siguiera tus andares por todas las esquinas de Madrid o necesitaran de tu sudor para hidratarse. Eres de aquellas no aptas para todos los públicos que se convierte en obligatorio de ver.
Tu siempre tono irónico muestra la inteligencia con la que vas moviendo siempre las cartas, a sabiendas de que siempre subiré mi apuesta mientras quede el fino hilo de la esperanza por tenerte. Das una onza de chocolate sabiendo que siempre querré otra. Caminas sobre el agua y yo nado para alcanzarte, estúpida e ineficaz estrategia, siempre me ganaras. Sabes que darme y lo haces en pequeñas dosis. Sabes como tenerme pendiente de un: "me apetece verte", suspirando por un: "no te vistas y quédate a dormir".

No sirve de nada que me llames ahora arrepentida por no haber apostado por lo nuestro, por no haber sabido quitarte los miedos. No me sirve de nada ahora que ya no te sigo por las esquinas, ahora que no suspiro por tu mirada. Mentiría si te digo que sigo despertándome sudando entre sueños por tu culpa. Estuviste mucho tiempo aquí, entre canciones y suspiros. Echarte de menos me enseño a olvidarte.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Tira y afloja.

Un tira y afloja, un quien da mas. Doblas tu apuesta, retrocedes dos pasos esperando que ella adelante tres.
Así empezó, así jugábamos a querernos imitando a dos tontos vive la vida sin sentimientos mas allá de esa luna. La inseguridad nos impedía mirarnos a los ojos y decirnos: "vamonos, me sobra todo menos tu". Pasaban las horas y seguíamos  jugando a hacernos indiferentes con bromas afiladas, juegos de palabras y dobles sentidos.
Doble o nada me dije y de la mano te agarre, envalentonado te ofrecí clases de vuelo intensivas, quedaban dos horas de noche y el sol no nos iba a dar tregua. Yo conocía un amanecer en la luna que te quería enseñar, tu pondrías lo que mis labios querían descubrir.
Como dos locos echamos a correr, Madrid se nos quedaba pequeño y tu eras de aquellas que convertía las horas en segundos... Y amaneció con mis  manos en tu cuerpo, maldiciendo al tiempo y su necesidad por arruinar lo que empezó entre chupitos.
"Me tengo que ir", me dijo sin soltarme la mano - "Quédate un ratito mas..." - Sonrió y me beso..-  "Mañana nos vemos, hoy ya es tarde..". La luna nos supo a poco.
Al día siguiente volvimos al tira y afloja, a la inseguridad absurda, el miedo a perder lo que no tenemos. Fingiendo superioridad e indiferencia, enredábamos lo que el tiempo y el sol esa noche nos obligaron a terminar. 
Me peleaba con el móvil para no decirte que iba todas las noches a buscarte al mismo sitio en el que te desnude. 
Y entonces paso, te vi... El pelo suelto, la sonrisa puesta. Tus ojos chocaron con los míos, en ese momento los dos supimos que retomaríamos las clases de vuelo, aunque entre semana nos gustara rompernos las alas por miedo a la caída.


lunes, 19 de agosto de 2013

Miedo.

Tal vez me acuerde de ti mas adelante, ahora me propondré olvidarte. Tu sonrisa inigualable, tu mirada fija que me hacia sentir frágil, tu pelo recogido al bailar y la timidez de tus gestos a mi lado... Pequeños detalles para tenerte miedo, no es por ti sino por mi. Me da pavor querer tenerte cada mañana en la cabeza mientras me voy a trabajar, no quiero salir para encontrarte, no quiero mirar para buscarte. No estoy dispuesto a plantearme cada vez que nos miramos fijamente si besarte y maldecir a mis nervios todas esas veces que no me atreví. Me aterra esta sensación de echar de menos todos los besos que no te di, me asusta odiar a todos aquellos que pasan a tu lado.
Sentirme tonto a tu lado por no saber sacar las palabras adecuadas cuando apoyados en una barra nos daba por reírnos, molestarnos y mirarnos... 
Perdóname por este miedo a perderte sin tenerte. No quiero tener esa sensación cuando me voy a dormir de querer seguir una vida entera en esa barra, apoyados, riendo, evitando el delatarnos al mirarnos a los labios. Sentirme vulnerable al recordar tus carcajadas, las canciones que bailamos y al pedir las copas que bebimos.
Podría pasarme lo que tu quisieras matando cada mañana a mis nervios por no haberme atrevido una vez mas la noche anterior. 
Tus saludos en la playa mirando hacia abajo recordando la noche anterior y las tonterías que hicimos me sacan una sonrisa con sabor a eterna. 
Y lo siento, pero si, esto me aterra así que tal vez mas adelante me acuerde de ti, como cada mañana de hoy en adelante.

miércoles, 31 de julio de 2013

Quiero.

Resulta que echar de menos es normal. No quiero basar esto en alguien, si no me referiré mas a echar de menos sensaciones y sentimientos...
Echo de menos ir a cenar con una niña y conocerla, no basar las metas en ligar. Quiero saber de ella, que hace cuando se despierta, que tipo de películas son sus favoritas: si de miedo o una romántica a lo serendipity, si le gusta que le acomoden el pelo detrás de la oreja, si prefiere dar un paseo a ir a una terraza de moda a tomar algo. Quiero saber si no le gusta que la miren al comer, si le da vergüenza mirar a los ojos o si no aguanta las cosquillas.
Quiero ir a cenar por cenar, no por socializar. Quiero besar y querer otro beso, no pensar en los siguientes labios. Quiero querer caminar siempre agarrando la cintura de la misma persona, quiero esa sensación de ser capaz de hacer cualquier locura por ella y no por conquistarla si no por verla sonreír. Quiero sacarla a bailar sin música en mitad de la calle. Quiero que los dos cantemos a gritos sin afinar. Quiero que me llamen loco y poder contestar "gracias a ti".
Quiero volver a escuchar música y tener una imagen en la cabeza, un nombre en los labios y un cosquilleo en el cuerpo. Quiero volver a escribir para alguien y no para mi.
Quiero pasarme horas sentado en un sofá, riendo de todo, callados sin que sea incomodo, mirándonos fijamente, poniéndonos nerviosos... Quiero no acabar una película por no aguantar la necesidad el uno del otro.
Quiero discutir y acabar a carcajadas. Quiero que me griten y sacarle una sonrisa.
Quiero ir a recogerla por no poder esperar a verla. Quiero abrirle la puerta, quitarle el abrigo, sacarle la silla y no por educación, si no porque solo exista ella.
Al escribir esto me vienen caras y nombres a la cabeza, seguramente esas personas podrían haberme hecho sentir eso, pero no suelo dejar que lleguen a este punto, corto antes por precaución. Tengo la mala suerte de que siendo así nunca me falto nada en el amor, quise y me quisieron, me enamore y se enamoro... Suelo saber manejar la situación y aprendí a llevar el control de un ligue. Si, hablo de mala suerte, los desamores son los que te enseñan a querer, porque a veces lo importante no es cuanto quieras si no como quieras. Y yo nunca supe querer.
Quiero tomarme una copa sin necesidad de salir después, quiero sentir que es suficiente con ella y un gin-tonic. Quiero pasarme horas mirándola fijamente a los ojos y no pensar que hay otros. Quiero desnudarla sin prisa, no pensando en el momento de acabar. Quiero ser capaz de saber que piensa y que ella adivine lo que voy a decir. Quiero que digamos frases a la vez y echarnos a reír. Quiero querer adelantarnos al contar una historia y no dejarnos ni hablar. Quiero esos nervios cuando esta por venir.
Quiero decir cumplidos sin que sean esto. Quiero acompañar a casa sin segundas intenciones. Quiero un buenas noches y un buenos días, quiero mirar el teléfono nada mas despertarme y releer todo lo anterior cada noche. Quiero que me tachen mis amigos de mal amigo por preferir ir al cine con ella a ver un partido de fútbol con ellos. Quiero insistir en que vea a sus amigas por no querer separarnos.
Quiero sonreír porque si, quiero tener celos por miedo a perderla y no por miedo a no gustarle.



miércoles, 10 de abril de 2013

Verte sonreir.

Me duermo cerrando fuerte los ojos, con ganas de pasar los días rápido, que pase el tiempo y cure lo que tenga que curar. Me despierto rápido, sin pararme a pensar, me ducho y peino de aquella manera... Salgo a la calle con las gafas puestas si el sol me deja. Ya no llevo música, el terror a todas las canciones que dicen tu nombre entre frases me lo impiden. Tiemblo al escuchar la melodía de cualquier canción, pánico de pensarte en todas partes y a todas horas.
Evito las calles por las que caminábamos, cambio de ruta constantemente por no pasar por donde alguna vez te bese. He quemado las sabanas en las que dormimos juntos tantas noches, tire las almohadas que cuando no era mi pecho usabas para apoyarte.
Deje de ir al cine, por miedo a darle la mano a la persona de al lado o simplemente por el miedo a querer escuchar tus gritos.
Dejo pasar el tiempo, evitando y obviando todo aquello que me recuerda a ti, elimino tu rastro, quemo tus huellas...pero como hacer desaparecer algo que fue todo en mi?
Seguiré con lo mio, cerrando los ojos al paso por las esquinas en las que te acariciaba, secando las lagrimas en los pasos de cebra que usábamos de pista de baile. Mientras tu, te pido de corazón, se feliz, todo lo que puedas y mas, siempre sera un alivio verte sonreír.

lunes, 21 de enero de 2013

Tu nombre.

Prometo invertir en besos, apostar caricias y regalar abrazos. Prometo apostar para perder, prometo cenar siempre que tu puedas. Te prometo ponerte el abrigo siempre que haga frío, comprarte tu flor favorita una vez a la semana, hacerte pasar vergüenza bailando en la calle.
Prometo hacerte sonreír siempre. Te prometo noches sin pegar ojo, riendo a carcajadas... Prometo que todas las canciones me hablaran de ti, te prometo que mandare todo lo que nos sobre a otro mundo.
Prometo llevarte cada mañana a un lugar donde solo existamos tu y yo. Prometo hacerte el amor siempre como el primer día. Prometo intentar convencer a Saturno para que me deje su anillo el día que te pida que nos casemos. Prometo comprarte esa casa que baja a la playa desde las nubes. Prometo contarte un cuento siempre que no te puedas dormir.
Prometo mirarte siempre desde lejos para que sepas que aunque haya gente estoy pendiente de ti.
Prometo llevarte a mis rincones favoritos, enseñarte las mejores vistas del amanecer y encender velas siempre que te quieras dar un baño.
Te prometo todo y mas...solo dame a cambio tu nombre junto al mío y la posibilidad de cumplirlo.

lunes, 14 de enero de 2013

Imparable.

Empañada la ventana de mi cuarto por culpa de mi respiración, la luna me sigue y la música me atrapa.. Me enfrento a su nombre en las canciones y me doy cuenta de que lo mejor es vivir sin ella.
Un nuevo yo provoca a la noche, aquí me tienes, soy imparable. Mañana pisare firme y caminare recto, se quien soy y lo que quiero. Echar de menos será parte de un bonito recuerdo, no será nunca mas motivo de tristeza o melancolía.
Unos siguen otros se van, unos cantan y otros escuchan, unos escribimos y otros nos leen.. Mumford and sons me cantan de fondo, es mi concierto privado, es mi momento.
Insaciables mis ganas de volar y bailarle a la luna, eliminare el mito de que cuando esta llena actuamos distinto, vendare los ojos de alguna niña, le daré la mano y volando le enseñare las vistas desde ahí arriba, después de un picnic en sus grietas me pasare haciendo el amor toda la noche y cuando me canse encenderé al sol. Seguiré mi frenético romanticismo y regalare flores cuando me de la gana quitándome esa vergüenza y miedo que a veces tengo. Escribiré cartas, poemas y canciones, grabare discos, pintare en paredes, marcare nuestros nombres en el suelo... Me enamorare cada noche, me entregare cada mañana... Pero luego siempre siempre olvidare. Me marcare plazos, cumpliré las expectativas.
Mirare fijamente, sonreiré y acariciando el cuello besare. Seré libre y original. Eliminare tabús y evitare encadenamientos, hoy es hoy y mañana quizá no me importes.
Escribiré en espejos con vaho y me iré, dejare huella ahí donde este.
He abierto los ojos y ahora veo mejor.

domingo, 13 de enero de 2013

Insomnio.

En el trasiego del insomnio a causa del jetlag me dedico a intentar ordenar pensamientos, planes y a soñar despierto, esto ultimo me gusta especialmente, crear un personaje de mi en un futuro increíble, imaginar conversaciones de alguien sobre mi positivamente, envalentonarme con posibles situaciones con alguna mujer.
Me gusta pensar antes de dormir, es un momento en el que nada mas existe: eres tu y tus pensamientos sin necesidad de exagerar, ocultar o disimular por nada.
Muchas veces me río solo con situaciones vividas, otras he llegado a llorar por el recuerdo de personas y momentos pasados.
Y es en este momento en el que me da por pensar en una persona que apenas conozco, fue una noche, entre chupitos de vodka y copas. Desde el principio se vio, nos habíamos elegido el uno al otro, había que disimular y planear una estrategia para atacar, así fue, una mezcla de cal y arena en dosis perfectas hizo que adictos el uno del otro por unas horas no nos quisiéramos separar... Y paso; curiosa la circunstancia que aun deseándolo los dos decidimos no besarnos, mantenernos firmes en la postura, ser difíciles y sacarle un dedo a los ligues de una noche. Jugamos, nos provocábamos y ella amenazaba con irse ante mis vaciles solo para escuchar el "quédate conmigo un rato mas por fa" mientras le cogía la mano, sonriendo en las tres veces que paso fue incapaz de irse.
Como toda noche llego a su fin y en la despedida con orgullo y chulería me reto a conseguir su numero sin que ella me lo diera y con un beso en la mejilla, de esos que saboreas por lo lento, provocador y suave, se fue. En cinco minutos ya le había escrito "lo prometido es deuda" y desde entonces pese a la diferencia horaria es mis buenos días y buenas noches.
Intento buscarle sentido a esto pues no la voy a ver en mucho tiempo y se que esto tiene fecha de caducidad a muy corto plazo, pero prefiero disfrutarlo porque tampoco puedo evitar el escribirla cuando me despierto o mirar si me ha escrito cuando ella lo hace.
Creo que consigo apagar el insomnio y encender el sueño. Buenas noches/días.


jueves, 3 de enero de 2013

Querido diario.

Te bates en duelo propio, cargas las pistolas y te enfrentas contigo mismo, es la única forma de superar las cosas, de conocerse mejor.
A veces es duro, sientes algo que no puedes explicar, algo hay dentro de ti que no es normal... Siempre fui un poco cobarde en este aspecto y evitaba enfrentarme a lo que no me gustaba, pensaba en otra cosa y adiós al problema.
Supongo que llega el momento en el que no tienes más remedio, algo no va bien, hay que reinventarse y la única forma es mirar a la cara de lo que pasa y enfrentarte.
Eso hice, las cosas (dicen) tienen siempre un final, yo aposte que este no, pero claramente la banca gano, así que o me enfrentaba al problema o el daño se haría más grande de lo que en un principio era.
Las cosas se acaban, no necesariamente porque se deje de querer, probablemente porque se pierde la ilusión y las ganas, yo la querré siempre, probablemente jamas me olvide de ella pero parece que ha llegado a su fin.
Empezaba escribiendo una reflexión de lucha y acabo confesando mis sentimientos a alguien que no lo leerá jamas. Pero es así, aunque no lo sepa me duele mucho que terminen las cosas y casi más aun me da miedo. No se hasta que punto estoy preparado para vivir sin ella, durante mucho tiempo mi vida fue ella e hile toda una vida alrededor suyo.
Cometí grandes errores que ella no se merece, es tarde para darme cuenta pero se merece a alguien mucho mejor.
Apago la luz. dejo la música puesta para que me hable de ella.
Buenas noches, querido diario.