La mire fijamente,
estaba claro que la habían hecho a conciencia, más guapa que ninguna rompía
cuellos al andar. Se percató de mi mirada fija y sonriendo me la devolvió,
abrumado baje los ojos pero era como si hubiera encontrado el sentido a la vida
en ese segundo en el que nuestros ojos coincidieron.
Pensé conocerla de
siempre, la analice rápido, habría apostado hasta el último euro que llevaba
encima a que era: soñadora, amante del buen vino, miedosa, bipolar, romántica y
dulce.
Como si alguien lo
hiciera aposta empezó a sonar "vivir sin aire"... Levante los ojos
como para decirle con una mirada "como quisiera robar tu corazón..."
Nuestras miradas volvieron a ponerse de acuerdo, esta vez ella bajo los ojos y
pensé que habría entendido mi declaración.
Me acerque, le agarre
de la mano y me presente:
- ¿Sueles declararte
con miradas? - me dijo.
- ¿Sueles enamorar a
primera vista? - le conteste.
- Pero nunca
correspondo – amenazo.
- Y yo nunca me
enamoro – me defendí.
Bailamos un par de
horas, dejándonos llevar por ese tipo de sentimientos que crees que duraran toda la vida.
- Encontrare alguna canción
para recordarte – aseguro.
- Y yo más labios en los
que besarte – le advertí.
- Pero no mis ojos para
mirarte – finalizo.
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