Un día, de repente, te ves pensando antes de dormir y te das cuenta que esos pensamientos vuelven a tener nombre.
Y te ves despertándote y cogiendo el teléfono en busca de un buenos días.
Entonces, te das cuenta que luchar merece la pena porque los detalles empiezan a dejar de ser insignificantes.
Y sabes que no todo termina en un vaso con hielos a las seis de la mañana, no, ya no.
Aprendes que en los colchones también se puede hablar y que hay besos que no buscan desnudar.
Descubres que ver vestirse a alguien también puede enganchar.
De repente te despiertas, a las tres de la madrugada, con alguien apoyado en tu pecho y te dices: “Podría parar el mundo dentro de estos dos metros cuadrados”.
Y, entonces, entiendes todo y lo paras.
Eres genial, me encanta todo lo que escribes, como transmites todo lo que piensas y sientes en arte, es fantástico.
ResponderEliminarMuchas gracias por hacer cosas tan increíbles.