jueves, 16 de agosto de 2018

Desde tus pestañas.

Al final la caída mide exactamente lo mismo que la subida, así que perdí el miedo a las alturas. Entendí que no hay mejor suicidio que desde tus pestañas. 

Siempre deseé volverme una estrella de rock, por la fama y su vida, pero ahora que estás tú solo lo quiero para poder dedicarte cada una de las canciones que hablen de ti. 

Incluimos los nervios de la primera cita en las siguientes mil doscientas; aniquilamos las mariposas que intentan adueñarse de lo que sentimos; jugamos con la incertidumbre de no saber si despedirnos con un beso e imitamos a las ganas de vernos nada más irnos. 

Los cuentos duran lo que tardas en dejar de creértelos y aquí estamos tan convencidos que los estamos haciendo realidad. 

No sé si siempre nos quedará Paris, pero estoy seguro de que nos tuvo envidia cuando nos miramos sobre Montmartre. 

Mientras tanto inmortalizaré tu sonrisa, por si un día no te encuentro recordar que hubo un tiempo en el que besaba el cielo.





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