lunes, 30 de noviembre de 2015

Que bonita haces esta ciudad.

Asómate a la ventana, Madrid esta soleado y leo que llueve en tu ciudad, como si la vida nos quisiera decir algo. Con lo bonita que haces a la Castellana me pregunto si se vera igual si tu no la paseas. Me he negado a pisarla si no es con tu pies, me he negado a aceptar que el destino pueda ser tan despiadado de presentarnos para alejarnos. 
Aquí me tienes, una madrugada más, dandole forma a todo lo que jamas te digo. Busco desde la ventana la forma de cerrar Madrid para que no puedas irte, choco contra el cielo y las nubes se ríen de mi. 
Nos prometemos no pensar en mañana para disfrutar hoy, nos prometemos no hacer recuerdos para vivirlos. Apago las estrellas para ser el único que te ve desnuda, apago tus ojos para que grabes en tu piel cada una de mis caricias. 
Pinto corazones en cada uno de tus poros, para que latan cada vez que entres en calor. Derrites mis ojos, tatuando en cada una de mis lagrimas tu nombre. 
Te prometo que esto no tendrá un final feliz, porque no voy a dejar que acabe. Matare las horas para que no puedan correr, ahorcare a los segundos para que no puedan volar. 
Me queda mucho por conocerme y solo a tu lado lo hago, tengo todo por decirte y no se por donde empezar. Me has enseñado a vivir sin respirar, cada trago que te doy hace que tenga más sed de ti. A veces, pienso que no soy yo el que habla cuando abro la boca, nunca me había pasado sentir que es poco decir todo lo que siento. 
Somos víctimas de una casualidad, culpables de hacer pequeño al mundo, presos de tener todo al roce de nuestro cuerpo. No quiero saber a que huele otra piel, a que saben otros labios o la salida del laberinto de otro pelo. No, no quiero morir por otros ojos, ni echar de menos otra sonrisa, no quiero saber a que suena mi nombre en otra voz. 
Que bonita haces esta ciudad, el día que te vayas fundiré el sol y te estaré esperando en aquel lugar, pintando entre hielos el que fue nuestro primer beso.


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Hechos de papel.

No saber a dónde voy exactamente, pero ir hasta el final. No entender que quiero, pero quererlo sin cesar. Ese podría ser nuestro resumen. Todo y nada, igual que dormíamos en las nubes nos despertábamos en un charco. Un vaivén constante, ponerle paréntesis a una afirmación. Un no te miro, solo te pienso. Un no te quito ojo pero aléjate.
Descubrí cosas de mí que no sabía que tenía, vi en ti cosas que no sabía que existían. 
Caminando nos dimos contra un espejo, agarrados de la mano inconscientemente, nos sonreímos, burlándonos de las metas y barandillas que nos pone la vida. 
Como si pulsáramos el stop, nos descubrimos paralizados después de un ataque de cosquillas, contradiciendo la primera norma de ser fríos y calculadores. Sintiendo sin querer, encontramos el miedo a la soledad e intentando perderla de vista nos vimos, al giro de una esquina enfundados en un beso. 
Imaginamos paseos por la Toscana, vistas en Montmartre, luces de Manhattan, dando vueltas en bici, fabricando nuestra ciudad, hacíamos sueños de cristal.
Saltamos por tejados, creyendo volar y tan solo éramos aviones de papel en un vendaval. 
Mi abrigo sobre tus hombros, abrazados, conciliándonos con el calor, dejando al frío entre los dos. 
Sabes más de mis sonrisas que yo, fumo de tu respiración, me pierdo entre tus dedos. Sueño con tu piel, con el relieve de tus lunares, con hacer tan pequeño el mundo que sólo estemos los dos.
Sueño con perder el miedo de nuestras fronteras, acabar con esta bipolaridad constante, exterminar la frustración de querernos y no saber decirlo. 
Pero mientras, sigamos siendo un barco hecho con periódicos, que si nos hundimos yo te enseño a nadar.


domingo, 22 de noviembre de 2015

Te lo digo a ti.

Te lo digo a ti, que entendiste que mi vida es una montaña rusa. 
A ti, que lidiaste con mi afán de salir a morir, a ti que le diste una estocada a mi obsesión por rellenar la agenda. Te escribo a ti, que sales por la puerta grande en todo lo que te propones.
A ti que eres de "kantamelade", que entendiste mi pasión por el futbol, a ti, que me enseñaste que el plan de peli y manta es una gran opción. 
A ti, que aplaudes cuando te llevo a algún concierto de Andres Suarez. Te lo cuento a ti, que entiendes que, a veces, es mejor no hablarme. 
Tú que sabes que me pongo celoso con facilidad, a ti, que te encanta verme buscando la manera de ocultarlo y pedirte sin que suene mal, que sólo exista yo. Te lo cuento a ti, sólo a ti,que puedes verte en cada letra de lo que escribo. 
Te miro a ti, que sabes hacer pequeño cada problema, te miro a ti, que me sorprendes en cada beso. Te sonrío a ti, que me alteras en cada cambio de sentido. Te lo digo a ti, que sabes ser impuntual sin que me enfade. Si, tú, que haces que llegar tarde merezca la pena. A ti, que me asombras con tu habilidad innata de hacer siete cosas mientras conduces. 
Te lo digo a ti, que no sabes leer sin mover los labios. Te lo digo a ti, que llenas cualquier abrazo, hasta los tristes. Te lo cuento a ti, que te enfadas si no te doy las buenas noches. Te miro a ti, que grabas tu piel en mi nombre.
Te miro a ti, que conviertes en adición verte bailar. Si, tú, que corres cuando apagas la luz del pasillo. Te lo digo a ti, a la que si vemos una película de miedo usa mi brazo como descarga de tensiones, a ti, que tengo que esperar a que te duermas para irme. 
A ti, que te frustras cuando algo no te sale. A ti, que me demuestras que es mejor perder el orgullo cuando nos enfadamos. 
A ti, que todavía no te crees todo lo que te he mirado sin que te dieras cuenta. A ti, que no entiendes que siempre te he buscado. A ti, que muestras seguridad y tiemblas a escondidas. A ti, que sabes curar las mañanas de resaca, a ti, que te divierte jugar a ver quien es más cabezota.
Te lo digo a ti, que te hace tanta ilusión cualquier detalle que me tienes siempre bajo presión. 
Sí, te lo digo a ti, que te enredas en cada papel que agarro, que sales de cada bolígrafo que utilizo. Sólo a ti, que tienes la capacidad de ser todo lo que quiero.



martes, 17 de noviembre de 2015

Casi.

Lo pequeña que puede ser la distancia en un casi y lo inmensa que la puede hacer el dolor. Un eterno casi, un casi que parece cómplice y está confabulando contra nosotros. Un casi compitiendo con un siempre.
Te creías que era cosa de la madrugada, pero no, vacíe Madrid para que te olvidaras que existe algo más que nosotros y casi, casi se te escapa un beso. 
Casi lleno el quinto cuaderno en el que narro las locuras que sólo compartimos con las estrellas, casi nos dan la medalla a la sonrisa más larga. 
Casi te olvidas de tu verdad y casi le hago desaparecer. Casi le llamas por mi nombre, como siempre, cuando aparece mi cara al darle un beso. 
Casi nos escapamos volando un rato de tu obsesión por mantener la trazada estipulada, sin entender que en otras, también puedes ser feliz. Casi, casi te olvido hasta que la almohada me recuerda que sólo era un sueño. Casi consigues que me de por vencido, hasta que entiendo, que todos los días de mi vida estaré negociando con estos centímetros que te mantienen a un poco de mi. 
Casi se te caen las lágrimas al pedirme que me quede. Casi mato al tiempo por habernos presentado tan tarde, pero se ha escapado con el reloj. 
Casi nos parece suficiente ir de la mano, casi, pero nos sabe a poco. 
Casi te das cuenta que sin haberlo hecho, de desnudarte ya sé un poco. Casi, casi te vas pero te has escondido la llave de la salida de emergencia. Casi te engañas y te crees que nunca pasará nada, pero el destino ya te ha explicado que sí. 
Casi se enfada la luna conmigo por tenerte durmiendo sola, pero me ha pillado escalando a tu ventana. 
Casi, casi nos convertimos en amigos pero nos tembló el pulso al vernos.  Casi celebramos nuestro día, pero el calendario nos enseña que todavía, no tenemos. Casi perdemos el miedo a equivocarnos.
Casi consumimos las existencias de suspiros, pero el aire todavía quiere ser viento. Casi aprendo a hacer la vida sin ti, casi te convences a vivir sin mí. Y yo casi te olvido pero, simplemente, no quiero.


domingo, 15 de noviembre de 2015

Depende de nosotros.

Depende de nosotros. Si. Por fuerte que parezca depende sólo de nosotros. 
De nosotros depende disfrutar el frío del invierno dándote en la cara, disfrutar de tus mejillas rojas o de mis manos templándolas.
Depende de nosotros perder el miedo a un paseo de la mano o a una sonrisa con la cabeza alta. Depende de nosotros mirarnos sin arrepentimiento, olvidando las consecuencias. Sí. Depende de nosotros no temblar al leer ocho letras, depende de nosotros dejar salir los nervios que sentimos al vernos. 
Lo sé, es mucha responsabilidad, pero depende sólo de nosotros. 
Depende de mi, luchar por ti, depende de ti olvidar en casa la careta de cobarde que te pones cuando me vas a ver. Depende de nosotros dejar de mordernos los labios cuando hablamos, depende de nosotros darnos cuenta que no son cosquillas, es una risa continua. 
Depende de nosotros disfrutar de los pequeños detalles sin esperar un plan eterno. Depende de nosotros dejar fuera los quizás, centrándonos en un sí.
Depende de nosotros ver con los mismos ojos tanto al sol como a la luna, porque ya no tengamos que escondernos en copas y noche. 
Depende de nosotros ser todo lo que queramos ser, que si es juntos no hay límites. Depende de nosotros disfrutar de la falta de equilibrio que hay en un "nosotros", depende de nosotros, dejar de contar el tiempo. 
Depende de nosotros disfrutar de los escalofríos que sentimos al acariciarnos. Depende de nosotros darnos cuenta que ser felices no es difícil. 
Depende de nosotros dar un paso sin luego retroceder dos. Depende  de nosotros olvidarnos del mundo. Depende de nosotros arriesgarnos con lo que no conseguimos entender.
¿Sabes? Depende de nosotros, pero todavía no te has dado cuenta por que no te has girado para ver, como te miro cuando cierras tu portal.


lunes, 2 de noviembre de 2015

Y puede ser.

Este miedo que tienes es debido a que nunca te habían querido de esta manera, no me mal entiendas, no quiero decir más. Te da miedo que lo que describo de ti nadie antes lo había visto. Te da miedo este vuelo tan alto, pero sobre todo, tan inesperado, el vértigo que sientes no es a las alturas, si no a volar con los pies en la tierra.
Te da miedo que cuando no te entiendes, la única explicación que encuentras es en mi mirada. Miedo a que cumpla la promesa de hacerte sonreír siempre. Miedo porque hasta en los matices te tiembla el corazón. Miedo a no poder controlarte y un día descubras que en vez de tus ojos, son tus labios los que tocan mi boca. 
Miedo a que mi parte más cuerda sea la de perder la cabeza por ti. Miedo a que tus preguntas se respondan diciendo mi nombre. Miedo a que borre un mes del calendario para que no te tengas que ir. Miedo a no tener las cosas bajo control, a que en una ciudad que tienes de paso haya calles que te hablen de mi. Miedo a que Copenhague suene tan bien que te dejes llevar, miedo a esas veces que te descubres pensando en mi sin motivo. Miedo a que pueda ser y sea, pero sobre todo, miedo a que cuando sea se acabe. 

Y puede que convirtamos nuestros besos en droga sin cura, puede que cuando digamos adiós queramos saltar del mundo, como si este no tuviera sentido si no estamos juntos. Puede que nunca nos olvidemos, puede que sea verdad que se pueda sonreír siempre. Puede que pongamos en entredicho todo lo escrito antes por otros, puede que inventemos nuevas formas de quererse, puede que hagamos de los sueños algo vivido. Puede que haya te echo de menos. Puede que una caricia pueda dar un escalofrío permanente, puede que haya besos que abriguen siempre. 
Pueden ser muchas cosas, otras tantas puede ser que no sean. 
Yo también tengo miedo, no voy a jugar a ser un valiente impasible. Me paso los días aterrado pensando en que todo esto no sea un sueño y seas parte de mi realidad. Pero si eso pasa, yo ato a ese miedo con candado, tu guárdalo en un cajón con llave y que lo que tenga que ser, sea.