Asómate a la ventana, Madrid esta soleado y leo que llueve en tu ciudad, como si la vida nos quisiera decir algo. Con lo bonita que haces a la Castellana me pregunto si se vera igual si tu no la paseas. Me he negado a pisarla si no es con tu pies, me he negado a aceptar que el destino pueda ser tan despiadado de presentarnos para alejarnos.
Aquí me tienes, una madrugada más, dandole forma a todo lo que jamas te digo. Busco desde la ventana la forma de cerrar Madrid para que no puedas irte, choco contra el cielo y las nubes se ríen de mi.
Nos prometemos no pensar en mañana para disfrutar hoy, nos prometemos no hacer recuerdos para vivirlos. Apago las estrellas para ser el único que te ve desnuda, apago tus ojos para que grabes en tu piel cada una de mis caricias.
Pinto corazones en cada uno de tus poros, para que latan cada vez que entres en calor. Derrites mis ojos, tatuando en cada una de mis lagrimas tu nombre.
Te prometo que esto no tendrá un final feliz, porque no voy a dejar que acabe. Matare las horas para que no puedan correr, ahorcare a los segundos para que no puedan volar.
Me queda mucho por conocerme y solo a tu lado lo hago, tengo todo por decirte y no se por donde empezar. Me has enseñado a vivir sin respirar, cada trago que te doy hace que tenga más sed de ti. A veces, pienso que no soy yo el que habla cuando abro la boca, nunca me había pasado sentir que es poco decir todo lo que siento.
Somos víctimas de una casualidad, culpables de hacer pequeño al mundo, presos de tener todo al roce de nuestro cuerpo. No quiero saber a que huele otra piel, a que saben otros labios o la salida del laberinto de otro pelo. No, no quiero morir por otros ojos, ni echar de menos otra sonrisa, no quiero saber a que suena mi nombre en otra voz.
Que bonita haces esta ciudad, el día que te vayas fundiré el sol y te estaré esperando en aquel lugar, pintando entre hielos el que fue nuestro primer beso.
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