Me tembló hasta el corazón cuando me sonrió y se acerco para decirme que fuera mas cuidadoso, que así iba a poner celoso a aquel tipo, que no me había dado cuenta pero llevaba media hora mirándome al besarle. Me acaricio la mano discretamente para que no nos vieran, me sonrió y al oído me susurro: "hay tipos que prometen el cielo por costumbre con palabras y otros como tu que con una mirada me llevan a el, no sonrías y sácame de aquí, nos vemos en la puerta.."
Paralizado me tome la copa de un trago y me aleje de la gente para que no me pellizcaran por si estaba soñando. Y entonces salí, el frió de la noche de Madrid me subió la cremallera de golpe, ella salio y me rozo lo suficiente para que me diera cuenta, echo a andar y yo como si se tratara de "Coyote bar" me puse a caminar en dirección contraria a mi casa. La vi tocarse los brazos por el frió y le coloque mi abrigo por encima de los hombros, se dio la vuelta e intento besarme, quite la cara y le jure que yo no seria una noche más de su vida, le agarre la mano, pare un taxi y le lleve a mi rincón favorito de Madrid. Nos sentamos en aquella barandilla, mirando en lo alto el cielo de Madrid amaneciendo, de fondo se descubría toda la ciudad. Me sonrió, pose un dedo en sus labios para que no hablara y le dije: "esta noche no hay promesas en balde, esta noche el cielo es tuyo sin que nadie te lo regale, disfruta de el, yo me quedo aquí a tu lado". Cerro los ojos y le di la mano... se me olvido si era de noche o de día, no me di ni cuenta que no le había preguntado su nombre, parecía que llevábamos ahí una vida entera.
Me miro y pidió un favor: "nunca me prometas amor eterno, solo vuelve a traerme aquí algún día".
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