Tendríamos que habernos visto correr, huyendo de lo que no fuera presente. Tendríamos que habernos visto como nos vio la vida, contradiciendo al que inventó la cama para dormir. Tendríamos que habernos visto coloreando la luna. Tendríamos que habernos visto con banda sonora para darnos cuenta que superábamos cualquier escena de película.
Tendríamos que habernos visto como nos vio la noche, declarando enemiga a cualquier parte de nuestra ropa, tendríamos que haber visto como se reía junto a la luna y las estrellas y nos tachaban de locos por hacer real el amor a primera vista. Tendríamos que haberlas invitado a pasar para que creyeran ellas también.
Tendría que haberte preguntado como dormir sin tu olor. Tendría que haberte ofrecido parar el calendario, tendría que haberte confesado que dormiré viendo tu foto todas las noches, creyendo que así te haré real. Tendríamos que habernos enseñado como se olvida. Tendríamos que haber fingido indiferencia, para convencernos de que solo eramos actores secundarios.
Tendríamos que vernos intentando olvidarnos las noches de desvelo, tendríamos que habernos visto dejando migas de pan volviendo casa, por si algún día nos da por volvernos a encontrar. Tendríamos que habernos dado cuenta de que éramos capaces de dejar en poco el juego de aquella película francesa, ¿capaz o incapaz?, capaz a enseñarte que los días tristes también se puede sonreír, incapaz a creer que después de esta noche nos pongamos derecho de admisión.
Tendríamos que habernos visto escondiéndonos del tiempo cobijados en la misma almohada. Tendría que haberte llevado un desayuno con diamantes. Tendrías que verme enfadado por no saber cantar todo lo que te escribo. Tendríamos que habernos avisado al besar, ya no volveremos a ir a ras de suelo. Tendría que habernos dado una sobredosis de caricias y jamás habernos levantado de aquella cama.
Tendríamos que haber sido más valientes y habernos dicho cuando nos teníamos enfrente, ya te echo de menos.
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