Irónico el camino entre el si y el no, entre tu y yo. Besos a deshoras, caricias en fuera de juego. Te busco cuando el sol se mete, te odio cuando sale. Deshojo verdades mientras te miro repitiendo la ecuación: adelante o quieto ahí.
Tienes esa maldita mirada que invita a días azules, que convierte mi noviembre en tu abril. Con esos ojos capaces de transformar cualquier invierno en verano, tu, con esas piernas capaces de arroparme en mis noches tristes.
Busco alguien por la calle que me lea la mano para que me diga si la linea entre nosotros esta unida o si es discontinua.
Tantas veces me pillo creyendo en un tu y yo como de repente me veo en un rincón pensando en que no. Y la margarita, ya sin pétalos, no me soluciona la incertidumbre.
Pero entonces pasa, que te veo y me engancho a tu cintura, sin pensar en un mañana. Y canto victoria, pero vuelvo a la derrota de aquel bar en el que veo a todas esas niñas a las que acabe besando por las calles de Madrid.
Empiezo a darme cuenta que hay piedras que duelen, que el frió no es lo mio y que mi piel necesita del roce de tu cuerpo para hidratarse.
Y te cuento, lo irónico de un camino entre mi si y mi no, entre tu y yo, a veces te llevaba al cielo, otras me iría yo.
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