martes, 25 de marzo de 2014

Entendí.

Me hice un chaleco anti-balas a base de tus desprecios, inmune a tus "nos" la vida me volvía a sonreír. Puede ser que necesitara de tus cuchillos en forma de palabra para escarmentar, puede que mereciese del giro de tu cuello para aprender que los besos tienen un precio y hay que darles su valor.
Caí por confiar en que con alas de papel se podría volar, mis labios se quejaban de dolor al roce del frío de tus palabras.
Me pierdo por las calles tarareando estribillos que tu me enseñaste, me arropan las farolas y susurro tu nombre a ver si de casualidad alguien te empuja a mi lado. Tiro piedras contra ventanas desconocidas por si en alguna apareces.
Con ganas de comerme el infinito fui subiendo la escalera que lleva hasta el horizonte de tu mirada, superando los obstáculos de tu ropa, poco a poco, fui trepando la escarpada hasta tu pecho, las ganas de quitarte el corazón se apoderaron de mi yo racional. Me convertí en un loco por ti y entendí que no hay mas cuerdo que el que se deja llevar y comete locuras por amor. Entendí que la soledad tenia peso por la falta de ti y no por la falta de alguien más.
Entendí y acepte que no veía un futuro sin el roce de tu cuerpo al dormir.





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