martes, 8 de marzo de 2016

Al otro lado de la cama.

No te enfades conmigo las madrugadas que pierdo el norte y acabo en el sur de otro portal, ha sido mi falta de perspectiva al buscar el tuyo. No te enfades conmigo si me olvido de tu cumpleaños, te acostumbraré a celebrarlo todos los días del año. No te enfades conmigo si alguna vez no te doy lo buenos días, me ocuparé de que cada mañana sean los mejores de tu vida. No te enfades con mi indiferencia, es una forma de protegerme ante el peligro. No te enfades con mi desdén, es como disimulo que me muero entre tus brazos. 
No te extrañes cuando te veas cuatro en vez de dos alas, llevas las mías puestas para que no caigas si algún día se rompen las tuyas. No te sorprendas si ves el sol entre nuestras sábanas, lo tengo escondido para que no pasen los días. No te asustes si ves mis labios desgastados, me los muerdo cuando te vas para aprovechar los restos de ti. No me mires mal los domingos que estés sola, me habré perdido huyendo de nosotros. No te escondas de la pena, la disfrazaré de inexistente para ti. No te tapes los oídos cuando venga el silencio, vendrá a escucharnos suspirar. No sueñes con las estrellas, no tienen nada que envidiarle tus lunares. No te enfades cuando me veas mirando a otro lado, estaré buscando la forma de fabricar un sexto sentido para sentirte de más formas. No te asustes cuando entremos en guerra, firmaremos la paz en el colchón. No te despistes buscándole forma a las nubes, aprovecharé para pintarte una sonrisa. No tengas vértigo a la sin razón, ni miedo a la incoherencia de no saber porqué, piérdete en los sin motivo y disfruta de un déjate llevar. Yo estaré al otro lado de la cama sosteniéndote los pies para que no te caigas entre sueños.


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