jueves, 31 de marzo de 2016

Aprendí de ti.

Aprendí de ti que la cordura es un problema que hay que erradicar, que la locura es lo que da sentido a cualquier nosotros. Ven, destrocemos la cama y no te preocupes si sientes que vuelas, que si caemos yo aguanto el impacto. 
Aprendí de ti que no debe haber besos civilizados, que siempre hay que besar matando. Aprendí de ti que que no puede haber miradas complacientes, si no miradas que desnudan y disparan. 
Aprendí por ti que Sabina mentía y que aprender a olvidarte me llevaría mucho más de 500 noches. Aprendí de ti que del amor al odio no hay un paso, hay medio y que es mejor el camino marcha atrás. Aprendí de ti que hay canciones que no cantan sino que hablan, que hay labios que no besan sino que sienten. Aprendí de ti que hay sumas que se salen de la calculadora y que no hay que restar si se trata de dos. Aprendí de ti que una caricia puede provocar un terremoto y que un guiño puede sacar el sol de noche. 
¿Sabes? Aprendí de ti que se puede aprender de memoria cada paso de una mirada, cada movimiento de una cadera y cada sonido de un gemido. Aprendí de ti que lo difícil no es querer si no dejarse querer. Aprendí de ti que hay abrazos que alteran los sentidos y otros que ni recuerdas. Aprendí de ti a describir infinitos, a tocar lo inexistente y a compartir sueños.
Aprendí de ti a regalarte la siguiente vida sin haber vivido la que vivo.


lunes, 14 de marzo de 2016

Me cuesta.

Me cuesta aprender de los porque sí, de las sonrisas arrolladoras y de los besos devastadores.
Me cuesta aprender de las incógnitas inagotables y no consigo entender el porqué del poder de una duda. Me cuesta aprender a perder el miedo a las distancias cortas o a decir te quiero. Me cuesta aprender que la magia está en verte dormir, no en querer acostarme contigo. Me cuesta entender a la gente que sube a las azoteas para mirar hacia abajo en vez de mirar el cielo más de cerca. Me cuesta entender a aquellos que señalan las estrellas y no trepan a los semáforos para intentar agarrarlas. Me cuesta entender a los que regalan flores los 14 de febrero pero se olvidan de un buenos días el resto del año. Me cuesta entender a los que regalan te quieros, convirtiendo a esta en una frase común. Me cuesta entender a los que caminan sin querer parar el tiempo. Me cuesta entender a los que discuten sobre marcianos sin mirarse en el espejo. Me cuesta entender a los que debaten sobre felicidad sin valorar una sonrisa.
Me cuesta entender a los que rompen pompas de jabón, en vez de intentar volar dentro de ellas. Me cuesta aprender de los que leen la letra pequeña y no saben deletrear una mirada. Me cuesta entender a los que beben para olvidar y no saben que el olvido es el mayor de los recuerdos.
Como ves, me es casi imposible entender y aprender sobre la vida, pero nada me ha costado más que entender a todos aquellos que no te ataron a su vida y te dejaron escapar. 


martes, 8 de marzo de 2016

Al otro lado de la cama.

No te enfades conmigo las madrugadas que pierdo el norte y acabo en el sur de otro portal, ha sido mi falta de perspectiva al buscar el tuyo. No te enfades conmigo si me olvido de tu cumpleaños, te acostumbraré a celebrarlo todos los días del año. No te enfades conmigo si alguna vez no te doy lo buenos días, me ocuparé de que cada mañana sean los mejores de tu vida. No te enfades con mi indiferencia, es una forma de protegerme ante el peligro. No te enfades con mi desdén, es como disimulo que me muero entre tus brazos. 
No te extrañes cuando te veas cuatro en vez de dos alas, llevas las mías puestas para que no caigas si algún día se rompen las tuyas. No te sorprendas si ves el sol entre nuestras sábanas, lo tengo escondido para que no pasen los días. No te asustes si ves mis labios desgastados, me los muerdo cuando te vas para aprovechar los restos de ti. No me mires mal los domingos que estés sola, me habré perdido huyendo de nosotros. No te escondas de la pena, la disfrazaré de inexistente para ti. No te tapes los oídos cuando venga el silencio, vendrá a escucharnos suspirar. No sueñes con las estrellas, no tienen nada que envidiarle tus lunares. No te enfades cuando me veas mirando a otro lado, estaré buscando la forma de fabricar un sexto sentido para sentirte de más formas. No te asustes cuando entremos en guerra, firmaremos la paz en el colchón. No te despistes buscándole forma a las nubes, aprovecharé para pintarte una sonrisa. No tengas vértigo a la sin razón, ni miedo a la incoherencia de no saber porqué, piérdete en los sin motivo y disfruta de un déjate llevar. Yo estaré al otro lado de la cama sosteniéndote los pies para que no te caigas entre sueños.