jueves, 23 de julio de 2015

El espejo.

El espejo seguía reflejando Madrid, enseñándome que todo existía antes de ti. Enseñándome que mis besos eran míos y no tuyos, que fueron un préstamo sin intereses. Te diferenciaba de las anteriores por ser todas a la vez, te diferenciaba que no me cansaba de contarte las pestañas. Recuerdo esas cenas en las que te daba por jugar debajo de la mesa o cuando entendí por fin, lo que era tener "nuestra canción". Aprendimos que hay veces que los te quieros son más que dos palabras y supimos darnos lo necesario en cada miedo. 
El espejo reflejaba tu sonrisa en mi espalda y supe, con toda seguridad, que si alguna vez me concedieran un deseo sería tener un dejavú constante de ese momento. Aprendimos a que siempre fuera la primera vez, a que había segundas partes buenas y que a la tercera siempre iría la vencida.
Pero se nos olvidó aprender que nada dura para siempre, incluso nosotros.
Hoy el espejo refleja a otra sobre mi cama, que me enseña que se puede echar de menos sin querer decir vuelve y que vivir es ir perdiendo cosas. 


1 comentario:

  1. Bonitas palabras, me he emocionado. Escribes muy bien. Yo estoy "empezando" con mi blog, aunque lo tengo abandonado porque nunca sé si subir lo que tengo guardado en borradores será una buena idea. Es este: http://algunrincondondepensar.blogspot.com.es/ pásate si quieres. Un saludo, sigue escribiendo así.

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