jueves, 7 de abril de 2016

Vamos a prohibir.

Vamos a prohibir el querer premeditado, los encuentros medidos y las palabras calculadas. Vamos a prohibir las parejas que se olvidan del otro cuando están tumbadas a su lado. Vamos a prohibir los besos desaliñados, los polvos innecesarios y las caricias pasajeras. Vamos a prohibir el amor vacío, la indiferencia ante la soledad y la costumbre de un te quiero.
Vamos a prohibirnos que alguna vez la resta acabe en negativa, vamos a prohibirnos dejar de mirarnos como si no se nos fuera la vida por los ojos, vamos a prohibirnos no sentir que la vida pierde sentido cuando no nos vemos.
Vamos a prohibir el contrabando de lo infinito, vamos a prohibir a los que acaparan lo eterno. Vamos a prohibir la felicidad que no viene para quedarse y al dolor que que no abre los ojos. 
Vamos a prohibir las puertas cerradas y los candados sin llave. Vamos a prohibir los amores sin boda en Las Vegas o sin luna de miel sin salir del cuarto. 
Vamos a prohibirnos que nos gane el poder de una duda, la decisión del orgullo y el argumento de la venganza. 
Vamos a prohibir las estrellas estáticas, la luna apagada y el sol nublado. Vamos a prohibir un sin fin de sin razones, sobre todo las que nos alejen, vamos a prohibir la carencia de motivos y las películas acabadas. Vamos a prohibir el insomnio sin cuento, los abrazos sin nudo en la garganta y el sexo sin argumento. Vamos a prohibir las cartas sin terminar, los problemas sin resolver y la falta de juegos de manos.
Vamos a prohibir los sueños separados y las guerras que no sean de almohadas. Vamos a prohibir a los que no saltan en los charcos y a los que tienen miedo a dejarse llevar.
Ven, vamos a prohibir al que no disfruta y sigamos aplastando al que alguna vez dudo que dos siempre es más que uno.


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