miércoles, 30 de diciembre de 2015

Tengo que aprender.

Tengo que aprender a ver lo bueno en un no, a ver bonitos los días grises. Tengo que aprender a disfrutar la melodía de alguna canción, sin solo escuchar la letra. Tengo que aprender a salir sin llegar siempre al amanecer, tengo que aprender a recordar todo aquello que no te he dicho. Tengo que aprender a perder el miedo a ponerle tu nombre a el titulo de lo que escribo. Tengo que aprender a ser menos impulsivo y darle una vuelta a las cosas que no debería hacer. Tengo que aprender a no querer tan rápido, que sin peso las cosas vuelan. También debería aprender a querer mejor a ciertas personas y no llenarme la boca de lo mucho que lo hago. Tengo que aprender a no ponerme nervioso cuando te miro a los ojos y buscar otro camino hacia tus labios, ese ya me lo has descubierto.
Tengo que aprenderme tus momentos de mal humor, tus lugares preferidos, tus caricias favoritas. Tengo que aprender que si no estas también me puedo despertar de buen humor, que desayunar más de un café es necesario y que ningún problema es un mundo. 
Tengo que aprender que sin apenas conocerte no puedo querer girar el mundo para verte. 
Tengo que aprender que no solo hay que estar, también hay que ser. Tengo que aprender un sin fin de lecciones de perder el orgullo, unas cuantas anti cabezoneria y muchas para no ser tan irascible según cuando. Tengo que aprender a no pensar en mañana porque me olvido de ahora.
Tengo que aprender a dejar de dibujar corazones entre tu pelo, a no ponerle nombre a todos tus lunares. Tengo que aprender a llevar, que antes de mi otros te vieron desnuda, que no soy yo el primero que te descubrió el corazón. 
Tengo que aprender a no ser tan caprichoso cuando llevo un par de copas. Tengo que aprender a confiar más en la gente, a no hacer pagar a justos por pecadores. Tengo que aprender que ser celoso esta de más aunque sea inevitable. Tengo que aprender a callarme las cosas que no tengo que decir y tener el valor de decir las que nunca me atrevo.
Tengo que aprender que la felicidad es cuando no la necesitas, como un día escribió Séneca. Tengo que aprenderme todos los rincones del mundo por si un día te pierdes saber donde buscarte.
Tengo que aprender a administrar el dolor, por si un día me faltas poder decir que "amores que matan, nunca mueren". 



martes, 15 de diciembre de 2015

Sobre cerrado.

Te escribo a escondidas no vaya a ser que alguien te declare amor con mis palabras. Tengo un sobre cerrado sobre la mesilla, tiene tu nombre, tu despedida y un par de lagrimas ya secas. En el te hablo de los más de cuarenta mil pasos que dimos de la mano, te recuerdo el abrazo que nos dimos dentro de mi abrigo, te cuento las batallas que siempre le ganamos a las despedidas y de la guerra que al final casi perdimos con el ultimo adiós. 
También hablo de lo que nos costo despedirnos, de como nuestras manos parecían imanes y te explico que sigo escuchando tu boca temblar sobre mi oído. Te cuento que me quede un rato mirando hacia dentro por si volvías a bajar, frotándome lo ojos como el que cree que las lagrimas le impiden ver. Te escribo que nunca se me hizo tan largo el camino a casa, me abrace a todos los arboles, por la falta de equilibrio al no haber un mañana nos vemos. 
También leerás que todo esto es solo el principio de lo que va a suceder, que aunque tardáramos en llegar y esta mañana ya no amanezcamos bajo el mismo cielo, solo es el comienzo de un siempre. 
Como te escribí hace poco, volvería a quererte todos los días de mi vida. No me hiciste caso en eso de que lo de guapa lo tenias ganado y tardaste en bajar, haciéndome perder la negociación y convertirme en siempre tuyo. 
Y aquí estoy, una noche más en tu portal, gritando "corre, baja", sin querer creerme que te has ido. Por mucho que lo intenté, tu inseguridad siempre latente no me dejo convencerte de que por más bares que cierre, muchas copas que me tome, cada respiro que doy, es en recuerdo a tus suspiros. 
Sonríe, no te olvides que te has marchado, pero no te has ido.


miércoles, 9 de diciembre de 2015

Corre, baja.

Reconocería tus pasos en un terremoto. Volvería a quererte todos los días de mi vida, te besaría en cada paso que doy y eso que, cada noche, después de acostarnos deseo no haberte conocido nunca. Baja, estoy en tu portal, vamos a cenarnos las calles, a apagar alguna estrella, a cerrar todos los bares. Aquí estoy, arrastrando esta adicción a ti, calculando baldosas para nunca perder el rumbo. Memorizando farolas para saber cuales apagar cuando quiera robarte un beso. 
Baja, tengo antojo de morderte el cuello, corre, quiero sacarte un par de sonrisas con alguna frase irónica. 
Aquí tienes al tonto que se tatuó en las yemas las instrucciones de hacerte feliz. Baja, corre, detén esta negociación conmigo mismo en la que me ofrezco para ser siempre tuyo. 
Baja, no hace falta que te pongas guapa, eso ya lo tienes ganado. Baja y tráete un par de esas miradas que enloquecerían hasta a un muerto. Corre, que cada segundo sin ti es peor que morir en la hoguera. 
Baja y no me pidas que me calle, que si nos queremos es hora de gritarlo. 
Baja y deja en el armario el miedo a nuestra primavera. Corre, que me tienes convenciendo al amor, tendiendo excusas para verte siempre en tu ventana. 
Baja, y tráete el corazón a ver si así recargo el mío. Corre, ven con ganas de desayunar que vamos a hacer el mañana juntos. 
Baja o mejor, abre y subo. Hagamos de nosotros una despedida sin final.