lunes, 27 de abril de 2015

Que sea ella.

No busco una miss de sonrisa fija, no quiero una 90-60-90, no pretendo un amanecer despejado a diario. La busco a ella, con sus enfados, lágrimas y sus días tristes, la quiero a ella con medidas perfectas pero no estipuladas, la quiero a ella con sus buenos y sus malos días. La quiero a ella, con sus celos y sus déjame en paz. La quiero con sus miedos, su beso tímido pidiendo perdón, la quiero orgullosa negándome un lo siento.
La busco a ella, desarreglada los domingos, sin maquillar, acalorada después de hacer deporte, la busco a ella, roja cuando algo le da vergüenza. La busco a ella con sus te odio, con sus escenas en público, con sus ganas de pegarme. La quiero a ella con sus abrazos cuando no los pido pero los necesito, con su forma de hacerme reír cuando no quiero, con su forma de besar y parar el tiempo.
La quiero a ella, cuando llore y no sepa explicarme porque, la quiero cuando pague conmigo lo que no se atreve con los demás. La busco a ella y los paseos por el retiro, la quiero a ella los domingos en el cine, los fines de semana de viaje y los jueves que trasnochamos, La busco a ella con sus no sin argumento, con sus haz lo que quieras, con su caminar rápido para que la abrace por detrás. La quiero cuando nos enfadamos y sus amigas contestan con ella a mis mensajes.
La quiero cuando me saca de quicio. La quiero cuando nos da la mañana arreglando el mundo, La quiero cuando comemos como locos y no se siente culpable, la quiero cuando me pilla mirando a una niña por la calle y me dice lo fea que era. La quiero cuando cierra los ojos al besarme, cuando estamos lejos y nos ponemos caras. La busco a ella y sus no me escuchas, la busco a ella cuando sabiéndose guapa me pregunta que tal va y yo estoy sin habla. La quiero a ella cuando tenemos que volver a ver una película por no poder terminarla. La quiero a ella cuando poco a poco me va echando de la cama,
Y es que no busco que sea perfecta, simplemente busco que sea ella.


martes, 21 de abril de 2015

311.

Estábamos ante una primavera indecisa, me encontraste guardando bajo llave cualquier muestra de afecto, haciéndome el valiente en esquinas con niñas de algodón. Me encontraste regalando mentiras, defendiendo la teoría de el libre albedrío. No fumo pero llevaba un mechero por si alguna me pedía fuego, siempre tenía reservada la 311 aunque no supiera con quien usarla. Analizaba cualquier gesto, trazando estrategias para celebrar una noche de bodas anticipada.
Me encontraste, jugando a matar a cupido, con aún menos ética que vergüenza. Me encontraste y mirándome con pena, me regalaste una caricia que cambió todo de una tirada. Jamás te prestarías a ninguno de mis juegos, lo dejaste claro sin hablar con un giro de cabeza y la melena al viento. Pasé el resto de la semana escribiéndote, intentando explicarte que no había dejado de temblar, que si hacia falta reencarnaba a cupido para convencerte. Te escribí un par de temas, tres o cuatro versos y más de cien cartas, nada conseguía explicar lo que te quería decir así que acabo en la misma papelera. Madrid se me hacía cada vez más grande sin ti, tu adiós como último recuerdo estaba acabando conmigo.
Te busco en cada calle, suplicándole a las farolas que me hablen de ti, rogándole a los espejos tu reflejo. Esta vez había encontrado a una actriz principal que no me tenia más que en un papel secundario. Esta vez no es la misma historia, esta vez el guión no lo he escrito yo, esta vez no me inventare palabras sobre la luna.
Sé que dejaré de escribirte, me dará terror hacerte real y que seas mejor que entre mis letras. Nos conocimos con diferentes metas, tú buscando la excelencia y yo haciendo pobre al amor. Qué cara me saldrá tu sonrisa, qué barato te regale el corazón.
Pasará el tiempo y yo seguiré esperándote en la 311 con la esperanza de que alguna vez creas que gracias a ti empece a creer en cosas de dos.




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martes, 7 de abril de 2015

¿Que tal estas?.

¿Qué tal estas? Aunque ya lo sé, veo tus fotos cada mañana. Mantienes esa sonrisa que cambió el rumbo de mis ojos. Sé que odias que aparezca de repente, cuando crees que ya me he olvidado de ti, sé que odias que remueva los besos que te di.
Pero cuéntame como te va, supongo que estarás conociendo a otros, que habrán pasado algunos aunque espero que todos acaben siendo nadie. Si, si, no hace falta que lo repitas, ya sé que me odias. Odias la seguridad que le pongo a todo esto, la seguridad que tengo cuando te digo que te echo de menos todos los días desde que no nos vemos. Ha pasado casi un año desde la ultima vez, un año creyendo que eran tus labios cuando me daban un buen beso, rezando que fueras tú cuando me daban una segunda oportunidad. Un año diciendo tu nombre de madrugada, un año conociendo portales nuevos que no son mas que salidas de emergencia, un año brindando con las canciones que te recuerdan a mi. Casi un año sonriéndote en la distancia, sabiéndote lejos en todo menos en recuerdos.
No me odies, simplemente sé que te pasa lo mismo que a mi, sé que vas marcando estrellas cuando pasa otra noche sin vernos. Sé que me lees, sé que entras aquí donde te escribo, sé que lo haces para encontrarte entre lineas, sé que con eso sacias las ganas de decirme: VEN.
Lo nuestro no depende de comos ni porques, simplemente nos falta un cuando. Si te escribo es para que no se te olvide que la vida nos debe una, no me cabe ninguna duda que acabaremos juntos. Lo nuestro es un improbable, no un imposible, fue y se fue, observando en la distancia lo que será. Mientras tanto no pierdas el tiempo, conoce a quien quieras conocer, no dejes de sonreír, que cuando nos volvamos a encontrar ellos no serán nadie y nosotros justamente seremos eso: nosotros.
Nunca olvides que te pienso a diario y que cuando beso en realidad es diciendo tu nombre.