domingo, 21 de julio de 2019

Me pregunté.

Le quité los tacones, pero se mantuvo a la misma altura. No era cuestión de centímetros. Y me pregunté cómo igualar el vuelo de quien vuela sin alas. 

Le quité el vestido y su piel fue mejor que cualquier horizonte. No era cuestión de deseo. Y me pregunté cómo acariciar a quien te acaricia con la mirada.

Le quité más de trescientos millones de besos, pero no me quité las ganas de ella. No era cuestión de cantidad. Y me pregunté cómo sorprender con un beso a quien hace pequeño el cielo con su risa.

Y me pregunté cómo hablarle de tiempo, si solo me salía un para siempre.