Caminé por circunstancias que no conseguía entender, curé heridas que no sabía que tenía y volé por ideas que no sabía que se me podían ocurrir.
Me cansé de los que intentan secar el mar, de los que son capaces de quemar la mejor de las sonrisas.
Baile a los días grises y aplaudí a los sueños rotos. Un día alguien me dijo que en los peores momentos hay que sacar lo mejor de uno mismo.
Perdí el vértigo a tu incertidumbre, me quite el miedo a tu no, sostuve la cordura ante la posibilidad de no tenerte. Entendí que lo más terrorífico del amor es justo eso que, con solo el amor, no es suficiente.
Te acaricié el pelo, paseé mi mano por cada parte de tu cuerpo y te reconocí que solía hablarle de ti a cada una de mis pesadillas. Posaste un dedo sobre mis labios y susurraste: si un día te vas, enséñame la salida a mi antes.